Las mujeres también eyaculan, o al menos, eso
dicen. Cada vez crece más la fascinación por el squirting: ¿de dónde viene
el líquido?, ¿es orina?, ¿es algo común a todas las mujeres? Por ello, hoy
vamos a conocer toda la verdad: eyaculación
femenina, ¿mito o realidad?
La
eyaculación femenina no es algo reciente
El arte de numerosas culturas a
través del tiempo ha demostrado que la eyaculación
femenina no es algo reciente. Si bien ha sido una parte común de la sexualidad
femenina en las mujeres de muchas culturas, desde el punto de vista científico
recién se está investigando.
La primera mención de la eyaculación
femenina en la literatura médica fue en el año 1500, cuando el médico Lavinius
Lemnius escribió por primera vez sobre el fenómeno, y fue algo socialmente
aceptado durante los siguientes cuatro siglos, hasta que la cultura más
reservada del siglo XIX y XX lo eliminó de la vida sexual. Richard von Krafft-Ebing
y Sigmund Freud hablaron de la eyaculación femenina como una disfunción sexual.
En 1950, el médico Ernst Grafenberg
descubrió las glándulas parauretrales de Skene, conocidas luego como punto G en su honor, y que
son la clave de la eyaculación femenina ‒cosa que explicaremos más adelante–.
Alfred Kinsey, Masters y Johnson, sexólogos de la época, se dedicaron a
investigar el asunto, llegando incluso a la conclusión de que la eyaculación no
era orina, pero la comunidad científica se burló de ellos y consideró que era
algo relacionado con la incontinencia urinaria.
Sin duda alguna, durante la historia
de la medicina se ha demonizado la sexualidad femenina:
ablaciones de clítoris, masturbación y vibradores para tratar la histeria, y el
mito de la eyaculación femenina son sólo algunas pruebas de ello.
La
eyaculación femenina desde el punto de vista biológico
Pero, ¿cómo funciona el cuerpo de una
mujer para eyacular? El punto G
–del que ya hablamos antes– funciona como una fuente de intenso placer sexual
para la mujer. Este punto es una parte de la esponja uretral, con una
sensibilidad enorme que reacciona favorablemente al roce o la presión.
La habilidad de un amante a la hora
de estimular este punto en particular llevará a la eyaculación de la mujer en el mejor de los casos. La
estimulación del clítoris o del cuello uterino también pueden influir, pero sin
duda alguna, es el punto G quien está involucrado en este proceso.
Llegados a este punto, teniendo en
cuenta que la eyaculación, como la del hombre, está relacionada con el orgasmo y la estimulación,
a muchos les preocupa qué es el líquido. No es orina: aunque los análisis
químicos de la eyaculación muestran que este líquido tiene trazas de urea y
creatinina, también contiene altos niveles de glucosa y una enzima que se
encuentra en el esperma –aunque lógicamente, no contiene espermatozoides–.
Las glándulas de
Skene son las que secretan este líquido: se encuentran a cada lado de la
uretra, por lo que muchas veces puede dar lugar a confusión, y aún muchos
estudios buscan demostrar que no es más que orina.
Aunque no todas las mujeres han
llegado a eyacular, y no todas lo hacen de la misma forma, lo cierto es que
todas tienen el equipo biológico para hacerlo. Por eso, la conclusión sobre la eyaculación femenina es que está muy alejado de ser un
mito, solo hace falta un buen amante que lo consiga.
Fuente:www.ojocientifico.com