Encontrándonos en plena Semana Santa, una de las conmemoraciones más
célebres del cristianismo, este es un gran momento para mencionar la figura de Jesús de Nazaret, su máximo protagonista, y, sin
lugar a dudas, uno de los nombres más conocidos que pueda haber en la cultura
occidental. La existencia de Cristo, como también se
lo conoce, es un hecho facto para más de 2 mil millones de personas en el mundo
entero, prácticamente un tercio de la población mundial, es negada por una
minoría, inexacta para el judaísmo e irrelevante para un número aún mayor en
oriente.
Si Jesús
realmente existió es una cuestión en debate desde hace muchos años,
abordado desde los más diversos enfoques y analizando innumerables factores.
¿Qué es lo que se sabe al respecto entonces? ¿Hay evidencias de
la existencia de Jesús? ¿Existió Cristo fuera de los relatos bíblicos? Son interrogantes que nos llevaría mucho
tiempo descifrar. Desde las ciencias, conozcamos brevemente cuáles son las
cosas de las que realmente se tiene constancia en esta escabrosa cuestión, las
evidencias adjudicadas y las verdaderas posibilidades... Comencemos con el
recorrido.
El
Sudario de Turín
Obviamente, son los cristianos
quienes creen que Jesucristo fue un personaje real, pero el llamado Sudario de
Turín fue la evidencia física de que
Jesús de Nazaret realmente existió, más allá de lo que cuenta la
Biblia, para muchos otros tantos, incluyendo miembros de la comunidad
científica. Básicamente, el Sudario de Turín es una antigua sábana hecha en
tela de lino, una mortaja que tiene la imagen de un hombre que muestra claros signos
de haber sido víctima de una crucifixión y castigos físicos. Millones de
personas han peregrinado hasta la Catedral de San Juan Bautista, en Turín
(Italia), donde se encuentra el sudario, para adorar ésta reliquia, lo que les
resulta la evidencia de que su salvador realmente existió.
Sin embargo, científicamente
hablando, el sudario no es más que una
falsificación. El sudario despertó un enorme interés en los científicos, pero hasta
que se le realizaron análisis de datación por radiocarbono (carbono-14)y se
pudo constatar irrefutablemente que se trata de una tela de la Edad Media,
bastante lejos de la época en la que Jesús habría existido. De hecho,
historiadores que también analizaron el fenómeno del Santo Sudario encontraron
textos del año 1389, escritos por el obispo Pierre d'Arcis, en los que se narra
como la imagen fue pintada en el sudario de forma astuta y deliberada, e
incluso se menciona cómo la pintó aquel artista.
De todas maneras, pese a la
comprobada falsedad del sudario, millones de personas creen que se trata de una evidencia de Cristo en la Tierra. ¿Y cómo
culparlos, si la Iglesia Católica aún hoy la mantiene en una de sus sedes, en
exhibición pública y sin aclarar absolutamente nada acerca de sus fraudulencia?
La
Vera Cruz
Se le llama Vera Cruz a una reliquia religiosa que según el catolicismo,
es la mismísima cruz en la que Jesucristo fue torturado y luego ejecutado.
Alrededor del mundo existen numerosos
fragmentos en madera que se conservan como reliquia de primer orden, astillas
de lo que sería la Santa Cruz y pequeñas cruces fabricadas a partir de trozos
de madera en la que el propio Jesús fue
crucificado. Del mismo modo, existen clavos presentados del mismo modo, pero en
ambos casos, la veracidad científica de estas reliquias es nula. De hecho, si
se juntaran todas estas reliquias de cada iglesia que asegura tener un
fragmento de la cruz, se podría construir una mansión entera.
Ya para la Edad
Media, John Calvin hacía referencia al hecho mencionando que en el siglo XVI
habían tantas iglesias que aseguraban tener un fragmento de la Vera Cruz que
habría suficiente madera como para llenar un barco completo con astillas. Aún
así, la autenticidad ninguna de todas estas astillas fue establecida en forma
certera jamás.
Los
santos clavos
Como recién lo
comentaba, existen también los supuestos santos clavos, que habrían sido los
clavos con los que Jesús habría sido crucificado. Tal como ocurre con cada una
de las tantas reliquias sagradas de la Iglesia, la verosimilitud de los clavos
no coincide con las descripciones que se las presenta.
En el caso de los clavos existe
también un intenso debate y no hay consenso en la comunidad cristiana acerca de
cuál es el número de clavos reales con los que se clavó a Cristo en la cruz, lo que si sabe, por el contrario,
es que hay al menos 30 clavos que hoy se exhiben al público en diferentes
iglesias católicas y ortodoxas del este como los santos clavos.
En 2011, Simcha Jacobovici, director
de cine, presentó un documental titulado Los clavos
de la cruz, en History Channel, donde contó la historia de 2 clavos encontrados en
Jerusalén, que tendrían una procedencia de unos 2000 años de antigüedad. En su
momento, fue una sensación para todos los que quisieron seguir su juego,
excepto por todos los profesionales y académicos que fueron contratados y luego
despedidos por el propio Jacobovici cuando plantearon las falsedades de lo que
el director aún quería plantear.
Los
códices de plomo
Existen lo que se
llaman códices de plomo, básicamente, libros de metal que incluyen escrituras
codificadas sobre la existencia de Jesús de Nazaret e incluso una imagen suya y
que serían los documentos cristianos más antiguos de la historia. Más
precisamente, se trata de 70 plaquetas de plomo fundido que se encontraron en
Jordania, que fue la prueba de la existencia de Jesús para los cristianos y que
de ser así, sería uno de los descubrimientos arqueológicos más fascinantes de
todos los tiempos.
Lamentablemente,
tampoco fue así y luego de analizar las placas desde las ciencias se comprobó
la inexactitud anacrónica y lógica en la codificación, un revoltijo de
dialectos sin sentido y hasta la falsa procedencia de la imagen de Cristo,
tallada apenas 50 años atrás. Una vez se publicaron los resultados de las
investigaciones científicas de los códices, el principal “erudito” que
previamente había asegurado la autenticidad de estas escrituras, confesó que en
realidad carecía de credenciales o títulos oficiales reales...
La
corona de espinas de Cristo
Según los relatos, previo a la crucifixión, a Jesús de Nazaret se le colocó una corona de
espinas en la cabeza. Muchísimos cristianos creen que aún hoy, esa corona
existe. Sin embargo, ocurre lo mismo que con las demás reliquias mencionadas
hasta ahora: data del siglo XVI y los tantos fragmentos que están dispersos por
toda Europa, exceden la cantidad que una corona de espinas podría llegar a
tener.
No obstante, en el próximo punto
encontramos una de las posibles evidencias de la
existencia de Cristo de mayor relevancia hasta nuestros días.
Los
manuscritos del Mar Muerto
También conocidos como los Rollos de Qumrán, estos manuscritos son 100% reales y
representan uno de los hallazgos arqueológicos más significativos de los
últimos tiempos, datando efectivamente de la época en la que habría existido
Jesús de Nazaret.
Estos manuscritos pueden o no ser una evidencia de que Jesucristo existió, todo depende de a
quién le preguntemos y a quienes queremos creerle según lo que plantea. Los
manuscritos fueron descubiertos en Khirbet Qumrán, Cisjordania, entre 1946 y
1956, contienen un total de 981 textos producidos en hebreo y arameo antiguo,
datando de entre los años 150 a.C. y 70 d.C.
Son de una
importancia histórica, religiosa y lingüística verdaderamente inmensa, pues
incluyen los manuscritos más antiguos conocidos en lengua hebrea del Tanaj, con
escrituras que luego se añadieron a los relatos bíblicos.
Tienen la
particularidad de mencionar entre sus tantas líneas a un personaje llamado
“maestro de justicia”, que para los cristianos, es una referencia a Jesús de
Nazaret. Sin embargo, la mención aparece en una única oportunidad y en ningún
momento se habla explícitamente de Jesús como tal y no se hace alusión alguna
al mismo ni en forma codificada ni simbólica.
Los expertos
aseguran que el personaje del que se habla vivió en realidad en el siglo II
a.C. y que pese a las tantas asimilaciones que se han intentado desarrollar
entre Jesús y este personaje, la relación no tiene sentido realmente. Aún así,
muchas personas creen que aquí se habla de Jesucristo.
La
Biblia
Únicamente para los cristianos, la Biblia es la evidencia de que Jesús de Nazaret realmente ha
existido. Prácticamente todo lo que se conoce sobre Jesús proviene de allí y
nada más.
Entonces, ¿existen evidencias científicas de que Jesús de Nazaret existió? La respuesta es
que no, mucho menos de sus hazañas, rotundamente irracionales, carentes de
fundamento e ilógicas. Aun así, una lectura crítica y seria de lo que dice la
Biblia sobre Jesús, nos permite figurar a un hombre que vivió a comienzos del
siglo I, que habitó diferentes zonas de Galilea y Judea predicando y que cerca
de los 30 años de edad cumplidos, fue crucificado y asesinado por los équites
de la Antigua Roma. Nada más que esto.
Una prueba científica es un hecho, un conocimiento objetivo que es verificable
y reproducible. Ninguno de estos factores se cumplen en lo que se menciona como evidencia de Cristo, por lo cual desde las ciencias, no podemos asegurar que Jesús de Nazaret existió más allá de las
ficciones del Hombre.
Fuente:www.ojocientifico.com